Es una imagen
poderosa la de mamá y papá. Un zurdo a la izquierda y una guitarra criolla, ¿entendés?
Ése es el recuerdo más fuerte. O la guitarra al revés, ¿no? Un diseño, un acorde
o un libro autodidacta. Es pasión dibujar para amigos. El pibe le dedicaba horas
a algo bueno. Por el grupo del barrio. Mi casa, la música y...este...¿no? En
ese momento eh, canciones, discos, público y yo creo.
En realidad, yo no
creo, ¿no? O sea, tocar es ser habitué de cuerdas. La energía en nosotros. Un
poco, digamos.
Incluso yo sentía en
un sentido. Desarrollar en mí mismo herramientas yo solo. Las letras, las
palabras, la plástica, ¿entendés? Es algo oscuro, personal, componer conmigo
juntos una naturaleza natural.
Las giras, las
cosas, o sea, el sonido y el cálculo, es producir prácticamente peinados
maquillados. Éramos la llama, el incendio, los marcianos. Una filantropía del
dictamen drástico. Algo difícil y complicado de la competencia creativa de mi
yo generador como una reinvención y una debacle, ¿no?
Si sí, si no, lo doloroso es aliviante. En el futuro me quedé con la
experiencia. Particularmente me ilumino, paralelamente, me despido, digamos. Es
decir, lo único, lo groso, es merecer melancolía en un fundamental escenario.
Quizás yo sabía, que eran canciones de nosotros un poco, porque se sabe que lo
concreto es paulatino para un disco ambidiestro. Incluso, digamos, yo solo y
conmigo. Complicado y difícil en sentidos artísticos, aprender en las formas de
la energía si estamos.
Buenísimo diferente a lo que soles escribir se parece a lo que escribe Mauro Litvak
ResponderEliminarMe gusta todo che, el registo sobre todo. Coincido, es distinto. Pablo.
ResponderEliminarclap clap! iba a poner lo mismo que mis predecesores. va entonces sólo el aplauso!!
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