SOMOS
LO QUE SOMOS
La discusión con su gran
amiga, después de tantos años de amistad,
había llevado esa relación a su fin.
Entre el enojo y la angustia acumulada, decidió salir a caminar para calmarse, buscando
la paz llegó a la plaza del barrio. Los gritos, las risas, los bocinazos no
daban precisamente el marco de paz que necesitaba, pero la inercia la llevó a
quedarse.
Su mente trataba de analizar
aquello que había pasado y no entendía. Opciones había muchas, aquella pelea
tonta durante un viaje, que su amiga
había sido muy posesiva, que también era
bastante autoritaria, pensó que tal vez “coleccionamos amigos” sin preguntarnos
realmente quiénes son y que afinidades reales compartimos con ellos, pero la
paz no llegaba su cabeza, esta daba vueltas y más vueltas.
Sin notarlo un
pordiosero se acercó lentamente como no queriendo molestar y se sentó a su lado
en el banco de la plaza. El pordiosero
la miró directo a los ojos y como quien lee la mente le dijo: a veces sin darnos cuenta descuidamos a
nuestros amigos …
La verdad es que, tenían razón ayer: queda mucho, mucho mejor, cortado ahí, sin el último párrafo. Es más, yo (yo eh, lo que yo haría), lo seguiría para hacerlo una historia fantástica. Por ejemplo, que el pordiosero además de leerle la mente, le de otras herramientas para solucionar otras cosas. Como una especie de ¨ángel¨ o simplemente una persona que ayuda sin que la otra le mencione palabra alguna.
ResponderEliminarPERO! Esa soy yo, que no sé bien donde podarme a mí misma. Yo sigo y sigo, y después me quedan largas las cosas. :)
Analía