viernes, 5 de julio de 2013

El supermercado - Mauro Litvak

Acercándose a su sol, dejando la cueva atrás. La vestimenta de tonos amarillos mostaza pero no brillantes, toda su ropa así. Su piel absorbe el aire limpio del pasillo por el que transita, parecido a un supermercado. Por los colores azules y rojos del aire y de la luz y por el olor a carne picada; limpia y empaquetada aparece cada tanto en las paredes del angosto pasillo. El eco de sus pisadas es el sonido que lo sigue de cerca sin detenerse ni voltear la mirada. De ojos marrones con verde, la miel en sus ojos agria por el miedo. Conduciendo sus pensamientos al temor inagotable por siempre, o mejor dicho, desde hace tanto tiempo. Ambas manos rozan las paredes como para sentir algo, para mantener el equilibrio, tal vez. Y las yemas se queman, se hacen con el calor del roce que avanza. Los changos interpuestos en el camino estorban todo, están llenos. Y con movimientos lentos y cansados él tiene que saltar o mover. Llenos de papas fritas y de colores que reflejan; el metal frio y el pescado sin olor. Sin prisa. La presión por hacerlo bien, por llegar. La donación de su tiempo es totalmente insignificante como para seguir maldiciendo. Sin saber que decir mejor callarse. Avanzar ahora que no hay nadie, “por favor, avanzar” grita un cartel rojo brillante. La mirada que obedece, entonces, tropezar. Caerse. Hacerse daño. Pensar en el suelo. Con el moflete izquierdo y el cuello todo torcido, contra el piso limpio y lustrado por el químico, frio y seco por la sombra constante. E intentar separar la cabeza y que el suelo se te pegue, sentir lo duro, lo apretado, el dolor, sentirlo aferrarse. Como la piel se suspende y se estira, no se puede soltar, como un chicle, la goma seca y sucia, aferrada. Por un momento pensar que es mejor así, que mejor quedarse. Así dormirse, aburrirse. Dejarse al tiempo. Dejarse totalmente. Pero entonces sentir la vergüenza, levantarse, caminar. Escuchar el eco de tus pasos, otra vez, que te persigue. Ver el pasillo frio y largo, interminable. Saber que caer es una opción, querer dormir. Pero el suelo está muy lejos ahora.

8 comentarios:

  1. Qué talentoso que sos. No te la creas mucho, pero estás en otro plano de la creación. Yo creo que ya deberías tener publicados unos libros (unos cuantos). No sé como explicarte. Es una mezcla: de lo cotidiano, la infancia a veces, las relaciones humanas, sumado con tu estilo particular de escritura. La verdad, me gustaría verte llegar a las estrellas, si ése es tu deseo. El mío es que mucha gente te lea.

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    1. Analía soy, dicho sea de paso.

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    2. gracias analia. es este momento me estoy agrandando pero voy a pincharme en un rato jaja.

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  2. Comparto totalmente lo que te dice Analía MARAVILLOSO!!!!

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  3. Muy bueno. Pablo.
    PD: Si falta algún comentario o algo fui yo recién sin querer, no manejo blogs y se me empiezan a abrir páginas tras páginas.

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  4. Es buenísimo, a todo eso que dice Analía le agregaría que tenés el encanto de escribir como pensamiento. Como que va fluyendo, se entiende? Bueno, excelente. Te sigo a todas partes, jaja.
    Mere

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  5. canto ser la presidenta del club de fans. ya somos varias viejas (incluido pablo, por supuesto) que nos embanderamos por vos!!

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    1. cómo que viejas? somos personas con experiencia, ejem!

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